Una línea de crédito es un instrumento de financiación que pueden contratar tanto empresas como particulares, aunque es mucho más utilizado en el primer caso. Muchas empresas recurren a líneas de crédito para financiar sus gastos recurrentes, como nóminas o suministros.
¿Qué es una línea de crédito?
Para definir la línea de crédito hay que compararla con otro producto de sobra conocido por todos: un crédito tradicional.
En el crédito tradicional el banco te presta un dinero (que pasa a ser tuyo) y tú lo devuelves al cabo de un tiempo, normalmente en cuotas mensuales, junto con unos intereses, los cuales pagas por todo el dinero recibido. Por ejemplo, en un crédito de 10.000 euros al 6% tienes que devolver al banco al vencimiento del mismo un total de 10.600 euros.
La diferencia de una línea de crédito con el préstamo tradicional es que el banco pone a tu disposición un dinero (por ejemplo esos 10.000 euros), pero sin que sea tuyo. Es decir, normalmente el banco te deja ese dinero en una cuenta propia para ello, y al vencimiento del plazo contratado de la línea de crédito debes dejar esa cuenta con el mismo saldo que te la dejó a ti el banco (10.000 euros).
Ventajas de la línea de crédito
La principal ventaja de la línea de crédito es que solo pagas un interés equivalente al del crédito tradicional por la cantidad de dinero que dispongas. Es decir, si de esos 10.000 euros solo llegas a disponer de 3.000, dejando la cuenta siempre con 7.000 euros o más, solo pagas un interés del 6% sobre esos 3.000 euros. En definitiva, pagas 180 euros de intereses, mientras que con el crédito pagarías 600.
Además de ese interés, sí que pagas otro sobre el total prestado, pero muy inferior al de un crédito tradicional. Pongamos que ese interés sea de un 1% o menos, lo que supone como mucho 100 euros sobre los 10.000. En total pagarás 280 euros de interés frente a los 600 del préstamo de toda la vida.
¿Cuándo elegir una línea de crédito y cuando un préstamo tradicional?
Si necesitas una cantidad fija de dinero, lo mejor es un préstamo. Por ejemplo: necesitas 15.000 euros para una furgoneta de reparto para tu empresa, y no los tienes. Sabes seguro que vas a tener que pagar 15.000 euros, por lo que lo mejor es un crédito normal y corriente.
Si escogieras la línea de crédito y usaras todo ese dinero estarías pagando el interés normal sobre 15.000 euros, más las comisiones e interés básico de la línea de crédito en sí, lo que te saldría mucho peor que el interés del préstamo.
En cambio, si lo que necesitas es de vez en cuando algo de dinero para financiar el circulante de tu empresa, como nóminas, suministros, mercancías… y puede que algunos meses lo necesites y otros no, o a veces necesites más o menos dinero, pero a los pocos días lo puedas reponer en la cuenta, entonces lo mejor es una línea de crédito, por que solo pagarás interés de lo que vayas disponiendo.