Es muy común en los pequeños negocios que haya más de un trabajador que sea de la misma familia que el propietario del negocio. Esto, siempre que no se trate de empresas (autónomos societarios como propietarios), se debe hacer utilizando la figura del autónomo colaborador. ¿En qué consiste el autónomo colaborador? ¿Es conveniente para el negocio y la familia?
El autónomo colaborador es una figura que está contemplada dentro de la ley y dentro del RETA o Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, y es aquel que realiza labores profesionales de forma continuada para otro autónomo, que vamos a llamar titular, teniendo ambos un parentesco familiar de primer grado (cónyuge, padre-hijo, hermano, etc).
Ventajas fiscales del autónomo colaborador
Al contratar a un familiar como autónomo colaborador, además de no tener que acogerse al Régimen General de la Seguridad Social, el cual incrementa mucho los costes salariales frente a un autónomo que cotice sobre la base mínima, hay ciertas ventajas fiscales:
- Bonificación del 50% de la cuota durante 18 meses.
- Del mes 19 al 24, bonificación de la cuota en un 25%.
- Reducción del 100% de la cuota empresarial por contingencias comunes durante 12 meses en caso de contratación indefinida.
- El autónomo colaborador no es necesario que se dé de alta en Hacienda.
- No debe presentar trimestralmente el impuesto de IRPF ni el IVA.
Documentación necesaria para el alta del autónomo colaborador
Lo mejor es que acudas a tu asesor para estos trámites, pero para completar el alta deberás presentar el DNI de ambos (titular y colaborador), así como el libro de familia que acredite el parentesco de primer grado entre ambos.
Ventajas y desventajas de la figura del autónomo colaborador
Por supuesto dentro de las ventajas hay que tener en cuenta las bonificaciones mencionadas anteriormente, así como la diferencia que habría en cuanto a cuotas de la seguridad social frente a la contratación de un trabajador por cuenta ajena. La figura del autónomo colaborador puede reducir los costes considerablemente, en torno a un 20 o 30%.
Además, otra ventaja es que (aunque no siempre es así) conocerás a la persona de primera mano: sus puntos fuertes y débiles, personalidad, en lo que le gusta trabajar… y que seguramente el autónomo colaborador tenga más compromiso con el negocio que un empleado, aunque esto no siempre es así claro.
Como desventaja principal está el que mezclar temas familiares y laborales puede llegar a ser desastroso, ya que los problemas de un sitio se trasladan automáticamente al otro. Si el negocio va mal, la familia se resentirá, y si las cosas no van bien en casa, el negocio también se resentirá.
Además, está también el problema de poner todos los huevos en la misma cesta, sobre todo si el autónomo colaborador está en tu unidad familiar (por ejemplo tu cónyuge). Como el negocio no vaya todo lo bien que se espera, la economía familiar puede sufrir mucho. Familias enteras se han arruinado cuando sus negocios han tenido que echar el cierre y todos trabajaban en ellos.
Opinión personal
En negocios consolidados, la figura del autónomo colaborador puede ser muy beneficiosa, ya que sabes que estás contratando una persona sobre la que vas a poder descargar responsabilidades y será de tu total confianza (asumiendo que el familiar que contrates es competente y de fiar, y que los primeros meses lo vas a supervisar). Si el negocio empieza a ir mal, seguramente haya tiempo para rectificar la situación.
En cambio, en negocios poco consolidados es muy peligroso contratar a un autónomo colaborador si es de tu propia unidad familiar y no hay más ingresos en la misma, ya que un bandazo en el negocio puede llevaros a la ruina a todos. En el caso de una pareja, por ejemplo, si uno de los dos va a emprender un negocio, lo mejor es que el otro tenga un trabajo que asegure por lo menos uno de los dos sueldos hasta que el negocio prospere y se consolide.