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Rara es la empresa que a lo largo de su vida no necesita financiación por algún motivo, pero ¿todas las empresas se financian de forma responsable? A la vista está que no, por eso queremos darte unas pautas para saber si debes solicitar financiación o no para asumir una necesidad de capital en tu empresa.

Formas de conseguir capital para tu empresa

Antes de nada, debes saber que existen múltiples formas de conseguir capital para tu empresa en caso de necesitarlo. La financiación bancaria es solo una forma, pero tienes más opciones: utilizar tu propio dinero, pedir dinero a amigos y familiares prestado, recurrir a ‘business angels‘, a fondos de capital riesgo, el denominado ‘crowdfunding‘, o acudir a alguna subvención.

Dependiendo de la cantidad de capital que necesites te convendrá más una forma u otra, y debes saber que la financiación bancaria es una alternativa más, con la salvedad de que hay que ser muy cuidadoso con ella, porque si bien quizás un familiar no te reclame el dinero desde el primer momento que hayas estipulado con él la devolución del mismo, el banco sí lo hará, y esto puede tener consecuencias fatales para la economía de tu empresa y tu economía personal.

Casos en los que no deberías recurrir a la financiación bancaria

  1. Si necesitas dinero para iniciar la actividad de tu negocio: es un error muy común acudir al banco a pedir financiación para montar un negocio. Si necesitas mucho capital, estarás hipotecando tu futuro a muy largo plazo, y si necesitas poco capital, mejor recurrir a tu propio dinero o el de tus familiares y amigos. Puede estar justificada la financiación bancaria en este caso si se trata de un negocio con ingresos muy predecibles, pero siendo ese caso, mejor financiarlo tú mismo, ¿no?
  2. Para inversiones no productivas a largo plazo: es decir, para cubrir gastos que no van a reportar más beneficios. Por ejemplo el agua, la luz, la conexión a Internet, tu nómina o tu cuota de autónomos. Esas cosas por sí mismas no van a hacer que aumentes tus ventas, ya que son pilares básicos de cualquier negocio.
  3. Pago de impuestos: siempre debes tener en cuenta la cantidad que debes abonar en impuestos y las fechas en que tienes que hacerlo, de forma que no utilices el dinero del IVA por ejemplo para financiar otros gastos y luego no tener dinero para abonar este impuesto.

Casos en los que solicitar crédito

Antes de nada, siempre hay que estudiar cada caso en particular y tener en cuenta varias variables, como la cantidad a solicitar, el producto financiero elegido, el plazo para devolver el crédito… y la finalidad del mismo:

  1. Inversiones productivas: es decir, aquellas que van a generar a la larga más ingresos para la empresa. Por ejemplo, una inversión productiva para la empresa puede ser el márketing y la publicidad, o la compra de una furgoneta para llegar a más clientes.
  2. Negocios estacionarios: hay negocios cuyos ingresos dependen mucho de la época del año, pero que siempre tienen unos gastos fijos. Por ejemplo un chiringuito de playa tendrá muchísimos ingresos en verano, pero el resto del año apenas tendrá ningún ingreso. En estos casos puede ser necesario pedir crédito para financiar mercancía antes de la temporada de ventas.
  3. Necesidades puntuales de tesorería: por ejemplo que un cliente se retrase en el pago de una factura.

Excepciones

Obviamente para todo hay excepciones. Por ejemplo, no tiene sentido que una empresa que invierte 200 euros al mes en publicidad de repente se financie para empezar a invertir 20.000 euros al mes, a pesar de ser esta una inversión productiva, ya que probablemente el montante de la inversión supere en varias veces el capital social de la empresa.

Tampoco es razonable pensar que no se puede solicitar financiación por ejemplo para pagar parte de la nómina de un nuevo empleado hasta que este empiece a ser productivo para la empresa y sea capaz de generar más ingresos, siempre que el importe total a financiar sea pequeño en comparación con la capacidad de generar ingresos de la empresa.

Si por ejemplo la empresa genera 10.000 euros al mes y gasta 9.000, y se desea incrementar el gasto en 1.500 euros para contratar un nuevo empleado y aumentar al cabo de 6 meses la facturación, es razonable solicitar una póliza de crédito por ejemplo para financiar el sueldo de ese empleado unos meses, más si la empresa tiene fondos reservados para contingencias.

Además, tampoco es lo mismo financiarse a través de una hipoteca a largo plazo, que utilizar una póliza de crédito para un año o recurrir al factoring para adelantar cobros de facturas de clientes o el confirming para adelantar pagos de mercancías a proveedores.