Continuamos esta serie en la que explicamos todos los tipos de sociedades posibles para elegir en España a la hora de crear una nueva empresa. Si no has leído el primer artículo, donde se explican los tipos de sociedades más comunes para PYMES, puedes hacerlo aquí.
Sociedad anónima
Es un tipo de sociedad pensado para empresas con gran capitalización, ya que a la hora de constituir la empresa hay que aportar un mínimo de capital de 60.000 euros.
Es el segundo tipo de sociedad más utilizado en nuestro país, sin embargo es un tipo de sociedad mercantil más complejo, por eso muy pocos emprendedores o pequeñas empresas se deciden por este tipo de sociedad.
La principal ventaja que tiene este tipo de sociedad es que el capital se divide en acciones, las cuales se pueden transmitir libremente e incluso cotizar en bolsa, por lo que es un tipo de sociedad perfecta para invertir buscando una salida con revalorización en el tiempo. Además, al igual que la S.L., la responsabilidad está limitada al capital aportado.
La gran desventaja que tiene la S.A. es que no se puede controlar quién compra participaciones en la empresa, por lo que de la noche a la mañana te puedes encontrar con que algún grupo de inversión o accionista no deseado se hace con la mayoría de acciones si tú no la posees. Además, las S.A. están obligadas a hacer públicas sus cuentas para los accionistas, tienen más trámites de constitución y, en definitiva, son más caras.
Sociedad civil
Un tipo de sociedad poco común entre personas que vayan a emprender un negocio como tal. Se trata de una sociedad en la que dos o más personas se obligan a aportar bienes, capital y/o trabajo.
Realmente es muy parecida a la Comunidad de bienes explicada en el artículo anterior, ya que la responsabilidad de los socios es ilimitada, se extingue cuando se haya estipulado en las escrituras y carece de personalidad jurídica propia, es decir, para cualquier trámite debe aparecer como titular uno de los socios, preferiblemente el administrador.
Otros tipos de sociedades y variaciones
Existen además otros tipos de sociedades, como las Sociedades cooperativas, o las Sociedades laborales, pero ninguna es conveniente a la hora de crear una nueva empresa al uso. Además, también hay otras variantes de las explicadas, como la Sociedad limitada unipersonal (S.L.U.), por ejemplo, pero que realmente es igual que la S.L.